El Profeta Abraham imploró a Dios que mantuviera a salvo la ciudad de La Meca y lo mantuviera a él y a sus descendientes libres del pecado de adorar ídolos. Él estableció a su familia en el valle estéril (La Meca) y suplicó para que allí se estableciera la oración y se levantara una comunidad agradecida.
Dios sabe lo que la humanidad revela y lo que oculta, nada Le está velado. Abraham suplicó a Dios por el nacimiento de sus hijos, Ismael e Isaac, en su vejez, y pidió perdón para los creyentes en el Día del Juicio.
Fuente: Abna