Testamento del Imam Ali (AS) antes del martirio: “Recordad, no debéis considerar a nadie como ayudante o socio de Dios, Él es Uno. Él y sólo Él Merece ser adorado y no deberíais infligir ningún tipo de daño a la Sunnah de Santo Profeta (PBUH).
Discurso 149
“Era el tiempo de las oraciones de la mañana -fayr- el día diecinueve de Ramadán del año cuarenta de la Hégira (equivalente al martes 26 de Enero del año 661 d.C).
El amanecer estaba por iniciar, Hazrat ‘Ali (AS) había llamado a la gente para celebrar la oración, había despertado a los que estaban durmiendo en la Mezquita de Kufa y, Abdul Rahman Ibn Mulyim se encontraba entre ellos. Hazrat ‘Ali (AS) le había aconsejado como tenderse mientras dormía de modo que tuviera la mejor relajación posible y le dijo también lo que escondía debajo de sus vestimentas -una espada- y sobre las malas intenciones que tenía en su mente (asesinar al propio Hazrat ‘Ali (AS).
Posteriormente, Hazrat ‘Ali (AS) se ocupó de las lámparas que colgaban en la Mezquita, alumbrando aquellas que se habían apagado y después fue a su lugar de oración. Mientras se encontraba en su primer ciclo -rakat- de la oración y se estaba inclinando ante Dios, tenía en sus labios las palabras: “Glorifi cado Sea el Más Alto y Poderoso, Alabado Sea” cuando Abdul Rahman Ibn Mulyimse abalanzó sobre ély le golpeó con la misma espada que poco antes Hazrat ‘Ali (AS) había señalado.
La espada produjo un profundo corte en la cabeza de Hazrat ‘Ali (AS) las oraciones fueron interrumpidas Abdul Rahman Ibn Mulyim comenzó a correr y la gente fue tras él. Nadie se ocupaba de las oraciones, había confusión por doquier, sin embargo, Hazrat ‘Ali (AS) terminó sus postraciones -dos saydas- y después se tambaleó en los brazos de sus hijos: los Imames Hasan y Husein (AS) quienes se ocuparon de la cabeza ensangrentada.
Los labios empapados en sangre se abrieron en oración de gracias y dijo: “Te doy gracias ¡Oh Señor! Por recompensarme con el martirio, qué Gentil de Tu Parte, Qué Generoso, que Tus Misericordias me dirijan aún más a la Gloria de Tu Reino”
Abdul Rahman Ibn Mulyim había sido capturado por Sasa Ibn Sauhan y fue traído ante Hazrat ‘Ali (AS) las manos del asesino estaban atadas a su espalda, Hazrat ‘Ali (AS) observó que la cuerda con la que estaba atado estaba hincándosele en la carne, olvidó la herida de su cabeza y no obstante que Abdul Rahman Ibn Mulyim le había herido de muerte, sin embargo ordenó que fuera tratado cuidadosamente. Ordenó a Sasa que afl ojara los nudos de las manos de su agresor, y que le trataran humanitariamente. La bondad tocó el corazón del asesino y este comenzó a llorar, a lo que siguió el resto de la comunidad presente aquel día.
Se dibujó una sonrisa en los labios de Hazrat ‘Ali (AS) y con voz débil dijo: “Es demasiado tarde para arrepentirte ahora, has cometido tu acción, ¿fui un mal Imam Ibn Mulyim?”.
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Hazrat ‘Ali (AS) vivió dos días después de esto tiempo durante el cual, pronunció algunos discursos, el presente se presume que fue el último:
¡Oh gente! Toda persona intenta apartarse de la muerte, y sin embargo, la encuentra durante una de estas huidas. La muerte es el fi nal último de la vida hacia el que todo el mundo se ve empujado. La mejor forma de huir de la muerte es hacerle frente cuando llegue: un hombre puede morir solo una vez y para un hombre piadoso la muerte signifi ca la vida eterna.
Cuantos días de mi vida gasté en ansiosa búsqueda del día y la forma en que observaría mi propia muerte hasta que fi nalmente me fue revelado. Nadie sabe que clase de muerte tendrá o cuando vendrá. Su conocimiento está oculto al hombre y el hecho es sólo conocido por Dios. No intentéis averiguarlo, está clase de búsqueda es inútil y cuando os enteréis, será demasiado tarde para utilizar tal conocimiento.
Recordad, no debéis considerar a nadie como ayudante o socio de Dios, Él es Uno. Él y sólo Él Merece ser adorado y no deberíais infl igir ningún tipo de daño a la Sunnah de Santo Profeta (PBUH) por tanto, mantened fi rmes constantemente estos dos pilares del Islam. Mantened encendidas estas dos lámparas, nadie os censurará si protegéis atenta y sinceramente estas dos lámparas.
Cada uno de vosotros debe soportar su responsabilidad de acuerdo a su capacidad, el peso que ha de soportar el ignorante y sin educación es menor que el educado y bien informado porque Dios es Misericordioso y no abrumará a nadie más allá de su capacidad mental. Vuestra Religión es fuerte y no puede ser fácil presa del cisma y la innovación y vuestro Imam es sabio.
Hasta ayer fui vuestro guía y gobernante, con salud fuerte y vigorosa os estuve sirviendo, defendiéndoos y enseñándoos el Islam. Hoy, solamente puedo ser una fuente de consejo para vosotros e incapaz de hacer cualquier cosa de la que fui capaz mientras tenía salud; en cualquier momento puedo dejar vuestra compañía, que Dios Misericordioso me perdone. Si sobrevivo a esta herida me someteré a la Voluntad de Dios y si fallezco, no e nada extraño, porque la duración y la estabilidad de nuestra existencia es como el tiempo pasado a la sombra de un árbol, que se mueve de un sitio a otro con la luz solar y no se mantiene fi ja mucho tiempo. O como la sombra proyectada por las nubes cuya posición está a la merced de los fuertes vientos, cuando desaparecen las nubes del cielo, su sombra también lo hace y así es la vida.
Hasta ayer fui vuestro vecino y compañero, estaba saludable entre vosotros. En breve veréis mi cuerpo sin alma. Lo veréis inmóvil e incapaz de hacer nada después de haberlo visto moverse, trabajar y realizar sus deberes, veréis que después de haberos hablado, enseñado, aconsejado y amonestado, permanecerá completamente silencioso. Tomad advertencia de mi silencio y la inmovilidad imperturbable de mi cuerpo, porque la visión de una persona que se mueve, que actúa, que piensa y, repentinamente se vuelve un silencioso cuerpo, quieto e inmóvil, es una mejor forma de advertencia que la mejor conferencia y el discurso más efectivo.
Deseo daros el adiós, espero reunirme con vosotros de nuevo en el Paraíso, os daréis cuenta mañana de los méritos de mi gobierno -después de mí- después de que yo haya dejado este lugar y de que veáis a otro en mi puesto, conoceréis y os daréis cuenta de mi carácter y valor.
Fuente: es.shafaqna.com