Según la tradición judía y cristiana, mil años después de Abraham (P), el pueblo judío fue esclavizado y pasó a estar en perpetua servidumbre en Egipto antes de ser conducido a la libertad por Moisés (P).
En su épico viaje a Palestina, Moisés se detuvo en los alrededores del Monte Sinaí. Fue en su cumbre que Moisés (P) recibió de Dios una serie de convenios o leyes, grabados en tablillas de arcilla. Esos 10 mandamientos se convirtieron en el fundamento de una existencia moral.
Más de 1000 años después, en el 2 H. o 624 C., el Profeta Muhammad (Bpd) escribió y otorgó un pacto de otro tipo a los monjes en el Monasterio de Santa Catalina, una abadía cristiana con 60 años de antigüedad en la base del Monte Sinaí. El mismo no ordenaba a los destinatarios honrar a su madre y padre o desistir en la creación de ídolos sino que, algo sin precedentes en los anales de la historia, prometía proteger a los monjes cristianos y residentes de la región de incursiones y ataques o de asaltos al sitio de peregrinación cristiana. El Profeta Muhammad (Bpd), juró proteger a cada uno y todos los monjes en donde sea. Además, se comprometió a permitir que los habitantes tuviesen la religión de su elección. Las palabras manuscritas sobre pergamino, firmado con la impresión de la mano del Profeta, comprometía a la nación islámica honrar esas promesas de manera permanente y “hasta el día del juicio y el fin del mundo”.
Presentación del Dr. John A. Morrow en Seattle (Estado de Washington) – Diciembre de 2017
El Dr. John A. Morrow, académico, investigador, erudito, profesor, miembro y activista de la comunidad canadiense Métis, se convirtió al Islam a los 16 años mientras estudiaba en la escuela secundaria en su país natal. Aún adolescente, persistió en la abundante investigación bibliográfica del Islam y se encontró con un texto del siglo XVIII escrito por Richard Pococke que describe y traduce partes del Tratado que el Profeta Muhammad redactó con los monjes del Monte Sinaí.
En un apartado del documento se lee: ” Cada vez que los monjes en sus viajes se instalen sobre cualquier montaña, colina, pueblo u otro lugar habitable, (se encuentren) en el mar, o en los desiertos o en cualquier convento, iglesia o casa de oración, yo estaré en medio de ellos, como protector y cuidador de ellos, de sus bienes y efectos, con mi alma, ayuda y amparo……”. Estos sentimientos y otros parecidos daban basamento firme a las enseñanzas del Islam y a la compasión de la que está imbuido.
Luego de treinta años de investigaciones, varios grados académicos y docenas de publicaciones, el Dr. Morrow da a conocer “Los Pactos del Profeta Muhammad con los Cristianos del Mundo”. Esta obra revoluciona el mundo islámico y cristiano. Intencionalmente o no, el tratado con los monjes del Monte Sinaí y más de una docena de documentos similares pasaron al olvido durante siglos y quedaron archivados entre miles de otros documentos en distintas bibliotecas, dispersos por Europa y Medio Oriente. Con su extravío virtual, se perdía un mensaje de paz, inclusión y tolerancia.
“Nada tendrán que temer ni se afligirán”. Este versículo del Sagrado Corán (2:62) se refiere a todos los monoteístas del tiempo del Profeta, es decir, los judíos, cristianos y sabeos. Y promete que si estos grupos actúan con justicia y creen en un Dios como los musulmanes, estarán protegidos. La revelación divina citada ―(Corán, 2:62)― transmitida por Dios al Profeta Muhammad, garantiza un futuro de unidad y de seguridad. Sin embargo, como una característica esencial de sus esfuerzos en la construcción de la nación, el Profeta Muhammad fue incluso más allá por medio de generar documentos a favor de grandes poblaciones. Estas quedaban protegidas bajo las normas islámicas en tanto “el mar mojase las conchas en la playa”.
Gracias a estos pactos, recientemente analizados por el Dr. Morrow, los musulmanes cuentan ahora con un recurso religioso adicional rigurosamente autenticado —un preciso Ashtiname—, es decir, cartas de paz o acuerdos literales del Profeta. A través del dictado y la diplomacia, Muhammad dio lugar a tratados con la mayor parte de las comunidades religiosas en la península arábiga y otros lugares. Algunos de los pactos más importantes son:
Pacto del Profeta Muhammad con los Monjes de Monte Sinai.
Pacto del Profeta Muhammad con los Cristianos de Najran.
Pacto del Profeta Muhammad con los Cristianos del Mundo (I).
Pacto del Profeta Muhammad con los Cristianos del Mundo (II).
Pacto del Profeta Muhammad con los Cristianos Asirios.
Pacto del Profeta Muhammad con los Cristianos de Persia.
Pacto del Profeta Muhammad con los Cristianos Armenios.
Pacto del Profeta Muhammad con los Judíos de Maqna.
Pacto del Profeta Muhammad con los Judíos Yemenitas.
Pacto del Profeta Muhammad con los Zoroastrianos.
Pacto del Profeta Muhammad con los Cristianos Coptos de Egipto.
Pacto del Profeta Muhammad con los Cristianos Siriacos Ortodoxos.
Pacto del Profeta Muhammad con los Samaritanos.
En pocos años, la Ummah o nación islámica se expandió ampliamente y gradualmente incluyó territorios y pueblos de distintos grupos. El Dr. Morrow sugiere en su libro que «el Profeta era un visionario planificador a largo plazo que entendía que la propagación del Islam podía tomar siglos. Entonces intentó crear las condiciones en las que se podrían plantar y regar las semillas del Islam, de modo que los musulmanes las hiciesen germinar, crecer y reproducirse. Si una población prefería seguir siendo pagana, cristiana o judía, tenía derecho a ello en tanto acordaran con el estado islámico ser personas protegidas». Así, en lugar de iniciar un conflicto con las poblaciones con las que, en gran medida, se había vivido en armonía durante generaciones, Muhammad (Bpd) decidió asegurarse que se siguieran sintiendo parte de la comunidad mediante un apoyo mutuo determinado. De ese modo tendrían su protección y luego el de la Nación Islámica y su Sucesores (P).
Además de dar protección, estos pactos vedan ciertas acciones, prohibiéndose a los musulmanes llevarlas a cabo. Los derechos y privilegios concedidos a los cristianos de Nayran ― esta localidad se ubicaba en lo que hoy es el sur de Arabia Saudí, donde el cristianismo echó raíces en el siglo IV― se reflejan en la mayoría de los demás tratados:
“La promesa de protección del Profeta de Dios a los cristianos de Nayran y territorios aledaños, abarca sus vidas, su religión y sus bienes. Se aplica a los presentes y a los ausentes. Nadie interferirá en las prácticas de su fe o celebraciones religiosas. Nada modificará sus derechos y privilegios. Ningún obispo será expulsado de su obispado, ningún monje de su monasterio y ningún sacerdote de su parroquia. Todos seguirán gozando de las cosas que gozaban antes, grandes o pequeñas. Ninguna imagen o cruz será destruida. No oprimirán ni serán oprimidos” (Nota del traductor: esta es una de las versiones existente de dicho tratado).
En un lugar y tiempo donde la religión y creencias paganas eran factor importante de conflictos y guerras casi perpetua, los pactos del Profeta Muhammad (P) proporcionaron un paraguas de seguridad y libertad para cientos de comunidades. En los pactos escritos para comunidades heterogéneas ―a diferencia del celebrado con los monjes del Monasterio del Monte Sinaí, donde solo había hombres― Muhammad añadido derechos previamente desconocidos para las mujeres:
“Los cristianos no deben ser sometidos a abusos que les hagan sufrir por medio de matrimonios que no desean. Los musulmanes no deben tomar a niñas cristianas en matrimonio contra la voluntad de sus padres ni deben oprimir a sus familias en caso de que rechazaran sus ofertas de compromiso y matrimonio. Los matrimonios no deben tener lugar sin su deseo y acuerdo y sin su consentimiento y aprobación. Si un musulmán toma a una mujer cristiana como esposa, debe respetar sus creencias cristianas. Ella tendrá libertad de escuchar a sus superiores [a sus clérigos] y seguir el camino de su religión en tanto lo desee”.
El Dr. Morrow, al sacar nuevamente a la luz los Pactos del Profeta Muhammad (P), en una época que necesita desesperadamente modelos de tolerancia, compasión y unión comunitaria, espera llegar a los musulmanes que desconocerían el trabajo en perspectiva del Profeta así como a los cristianos que posiblemente estén muy influenciados por la parcialidad de los medios de comunicación. Invitado a hablar en conferencias, iglesias, mezquitas e instituciones, desde Dubai a California, el Dr. Morrow busca restaurar la trayectoria del liderazgo benevolente instituido por el profeta Muhammad hace más de 1400 años.
Fuente: Abna24