Alhamdulillah comenzó un año islámico más al inicio de este mes de muharram.
y con él comenzaron también estos días que igualmente cada año nos recuerdan los acontecimientos que en las arenas de Karbalá ocurrieron hace 14 siglos, rememorándolos y trayendo nuevamente ante nosotros el mensaje que ellos representan el cual sigue tan vivo y necesario como en aquellos tiempos, pues en sí mismo es un mensaje inmortal.
Casi sin darnos cuenta han trascurrido estos primeros días del mes en los que algunos habremos podido asistir a los distintos actos de recuerdo que cada noche se han organizado en cualquier rincón del mundo. Otros, los que por distintos motivos no tenemos acceso a esos centros o husainiyas donde estos actos tienen lugar, hemos recurrido a las distintas herramientas telemáticas con las que la tecnología actual nos permite estar cerca de los que tenemos lejos, y gracias a ellas de alguna manera estar en contacto y compartir estos días con otros hermanos. Y así hemos llegado al día de ‘Ashura en el que hoy nos encontramos.
Vemos que muchos de los actos a los que hemos podido asistir de una manera u otra en estas noches, e igualmente a los que podremos asistir hoy, están cargados de un gran componente emocional. Es cierto también que en nuestro mundo hispanoamericano aún no tenemos por razones lógicas una expresión cultural propia con la que abordar y transmitir toda esta epopeya husainí, como sí tienen otros pueblos, y que las maneras de transmitir y conmemorar de estos nos pueden resultar un tanto ajenas a nuestros modos culturales, por lo que cuando intentamos imitarlas no dejamos de sentirlas un tanto extrañas e incluso en algunos casos hasta podemos sentirnos en cierto modo fuera de lugar en ellas.
No tenemos que preocuparnos por eso, todo se andará insha Allah. Esas expresiones no son más que la corteza, la cáscara, no tienen mayor importancia. Es más, el grave error, lo peor en que podríamos incurrir, como desgraciadamente vemos que les pasa a muchos hermanos en distintos lugares del mundo, es confundir esas manifestaciones externas, esa cáscara prescindible, con el verdadero significado de ‘Ashura y lo que ocurrió no sólo en los días previos de este mes de muharram, sino incluso con anterioridad, los acontecimientos que se sucedieron desde la propia muerte del Profeta (PBd) y que son los que llevaron a estos otros acontecimientos que en estos días conmemoramos.
Alhamdulillah, cuando dejamos de lado la cáscara y nos adentramos a saborear el fruto ahí nos igualamos a cualquier hermano del resto del mundo, ahí desaparecen esas diferencias culturales que nada tienen que ver con la sustancia, que es donde todos nos unimos.
No quiero en este momento entrar a relatar la serie de sucesos que ocurrieron en un día como hoy, que todos conocemos y que son más propios de los actos a los que antes me refería. Quisiera si acaso intentar hacer alguna reflexión acerca de los significados de la epopeya de ‘Ashura.
Es cierto que muchas veces decimos que Imam Husain (P) luchó a lo largo de su vida por esclarecer la justicia de la injusticia, que llamó a los hombres a convertirse en seres libres y se levantó por esa libertad, que luchó en favor de los oprimidos contra los opresores. Esto es así, pero eso sólo no es.
Hay muchas personas que a lo largo de la historia han perseguido, han luchado y se han sacrificado sinceramente por ideales similares. Mismamente tenemos un ejemplo de ello en la historia reciente de nuestro mundo hispanoamericano en el Comandante Ernesto Guevara; el Ché tomo conciencia en un momento de su vida y desde ese instante la dedicó en ese camino de manera ejemplar y altruista, actuando en todo momento con su ejemplo en primera persona, despreciando honores y prebendas, y finalmente muriendo como Imam Husain (P), prácticamente sólo ante un ejército al servicio del opresor de su época. Pero con todo, a esta lucha le faltó algo, tuvo una carencia fundamental que la diferencia del ejemplo del Imam (P), pues al final, esta lucha del Ché como la de otros tantos, perseguía unas aspiraciones que en todo caso se encontraban únicamente en el marco de lo material, incluso esa aspiración del “hombre nuevo” no iba más allá realmente de este marco material.
Sin embargo, el movimiento de Imam Husain (P) sí trascendía ese estrecho marco, pues por encima de la, por supuesto, necesaria emancipación material de las personas y la sociedad, la emancipación que Imam Husain (P) representa es una emancipación espiritual cuyo eje absoluto se encuentra alrededor de Dios y Su cercanía es el único verdadero objetivo.
Esa característica que diferencia la lucha de Imam Husain (P) a lo largo de su vida y que a modo de imagen se materializó con su martirio tal día como hoy en las arenas de Karbalá, esa búsqueda de la satisfacción a Dios y procurar el acercamiento a Él, es lo que hace sagrada la lucha de Imam Husain (P) y la distingue de cualquier otra.
Hoy muchos de aquellos protagonistas de los sucesos de Karbalá siguen estando ahí, aunque sea con otros nombres. Tenemos tiranos que en nombre del Islam pretenden corromper y destruir el propio Islam y hacer de él una herramienta de control y opresión al servicio de sus tiranías, como también ha ocurrido con otras religiones anteriormente; ya no se llaman Omeya pero no tenemos más que repasar los rostros de los sultanes que pueblan el mundo islámico para encontrar entre ellos muchos Yazid. Tenemos agentes que sirven a esos tiranos, tenemos egoístas y cobardes, tenemos injusticias entre nuestra gente y entre el mundo en general y gentes que ante ellas prefieren vivir en humillación constante antes de arriesgarse a perder la miseria material que poseen; y también tenemos luchadores abnegados que intentan desenmascarar a estos y se sacrifican en ese camino de la emancipación, algunos famosos y muchos completamente anónimos.
La lucha de Imam Husain (P) es una lucha que implica reforma efectivamente, pero esta inevitablemente debe comenzar desde la reforma individual de cada uno de nosotros y esta es una lucha que no se desarrolla en un marco temporal aislado, como puede ser una guerra o una revolución concreta, sino que es una lucha continua y permanente a lo largo de nuestra vida. Únicamente un conjunto de seres realmente reformados y emancipados espiritualmente de manera personal puede crear una sociedad libre.
Por tanto, hoy tampoco podemos ser simples testigos que miran desde lejos impasiblemente para después criticarlo todo mientras tomamos un café cómodamente con unos amigos; no podemos ser como aquellos “arrepentidos” que abandonaron a su suerte a Imam Husain (P) mientras ellos cuidaban de sus intereses y conveniencias materiales en Kufa, para después de ocurrida la tragedia de Karbalá comenzar a lamentarse con todo tipo de aspavientos hasta el día de hoy intentando justificar lo realmente injustificable.
Por el contrario, debemos implicarnos y ser portadores del verdadero espíritu husaini en todos los asuntos de nuestra vida, desde en la relación con nuestros seres queridos y cercanos, hasta en los acontecimientos sociales y políticos que nos rodean, pero siempre con esa idea clara de que por encima de todo, ese espíritu, más allá del componente de liberación terrenal que obviamente también tiene, lo que realmente busca es el servicio, la complacencia y la cercanía a Dios (SWT).
De esta manera, en la medida que el ejemplo de Imam Husain (P) sigue teniendo influencia entre nosotros, a nivel individual y colectivo, y más allá de su martirio hace 14 siglos, hace que el Imam (P) siga vivo entre nosotros y nosotros honremos esa vida.
Fuente: Abna24