Lo que sigue es parte del libro Las Virtudes Morales del Profeta del Islam y de la Gente de su Casa escrito por Baqir Shareef al-Qurashi y traducido por Shaykh Feisal Morhel que ha sido seleccionado por SHAFAQNA.
El Imam Al-Yawad (a.s.) se refirió a las mejores virtudes en un gran número de hadices. Veamos algunos de los mismos:
1. Dijo (a.s.):
“Parte del buen carácter del hombre consiste en que se esté a salvo de su molestia; parte de su generosidad estriba en ser benevolente con quien le procura; parte de su paciencia está en que se queje poco; parte de su cualidad de ser buen consejero está en prohibir lo que no considera apropiado; parte de la benevolencia del hombre para con su hermano está en no reprenderle en presencia de quien aborrece; parte de su buen compañerismo es no producir gastos; y parte de las señales de su afecto es aprobar mucho y contrariar poco”(1)
Dijo (a.s.):
“Le basta a la persona como perfección de su hombría de bien el que no trate a
nadie de la forma que ella misma aborrece… y parte de su intelecto es ser justo y aceptar la verdad cuando se le manifiesta”(2)
2. Estas breves palabras reflejan maravillas de la sapiencia, puesto que tratar a la gente con excelentes y suaves palabras es un indicio de la madurez del pensamiento. Asimismo, aceptar la verdad cuando se le evidencia es indicio tanto de la madurez como de la salud del pensamiento.
3. Dijo (a.s.):
“El encabezado de las páginas del creyente es su buen carácter, y el encabezado de las páginas del dichoso es el buen elogio que se hace de él. El agradecimiento es el ornamento de quien memoriza y asimila el hadiz, y la humildad es el ornamento del conocimiento. El buenejemplo es el ornamento del intelecto, es la belleza de la lengua y es la perfección del intelecto”(3)
Estas nobles virtudes son las más elevadas con las que el musulmán puede investirse para ser un ejemplo de excelencia, educación y virtud.
Notas:
1- Al-Ithâf bi Hubb al-Ashrâf, p.77; Ad-Durr an-Nadzîm, hoja 223.
2- Haiât Al-Imâm Muhammad Al-Ÿawâd (a.s.), p.112.
3- Ibíd., p.113.
Fuente: Shafaqna